miércoles, 19 de noviembre de 2008

PADRES AUSENTES

PADRES AUSENTES

¿Por qué los niños necesitan el amor del padre y de la madre?
El que estemos interesados en proveer un desarrollo infantil apropiado quiere decir que es importante para nosotros asegurarnos de que los niños tengan un acceso diario a las maneras diferentes y complementarias en que los padres y las madres crían a sus hijos.

La mayor parte del valor que las madres y los padres les dan a sus hijos es debido al hecho de que ellos son diferentes. Y al cooperar en conjunto, complementándose uno al otro en sus diferencias, ellos proveen aquellas cosas buenas que las parejas de un mismo sexo no pueden proveer.

El padre, como hombre, contribuye de forma única a la tarea de criar a los hijos, algo que una madre no puede hacer. De la misma manera, la madre, como influencia femenina en la crianza de los hijos, tiene un impacto sin igual en la vida y el desarrollo de su hijo. El amor del padre y de la madre son dos tipos de amor cualitativamente diferentes.

Los siguientes ejemplos son algunas de las maneras más convincentes de cómo la participación de un padre y una madre marca una diferencia positiva en la vida de un niño. “Los niños necesitan tanto la ternura de la madre como la rudeza del padre”. Las madres y los padres juegan de manera diferente Los padres tienden a jugar con sus hijos y las madres tienden a cuidar de ellos. Mientras que tanto las madres como los padres se relacionan físicamente con los hijos, los padres lo hacen de una forma diferente. Los padres cosquillean más, y forcejean y juegan a tirar a sus hijos hacia arriba para luego agarrarlos. Algunas veces los padres persiguen a sus hijos jugando a que son “monstruos” espantosos. Los padres son más escandalosos al jugar, mientras que las madres son más tranquilas. Las madres acurrucan a los bebés, y los padres los hacen saltar. Los padres juegan brusco con ellos mientras que las madres son más dulces. Los padres fomentan la competencia; y las madres fomentan la equidad. Un estilo fomenta la independencia mientras que el otro fomenta la seguridad. Los padres animan a sus hijos a que se arriesguen y a que vayan a los extremos, y las madres protegen y son más cautelosas. Las madres y los padres disciplinan de manera diferente Los padres enfatizan la justicia, la imparcialidad y el deber (basados en las reglas), mientras que las madres enfatizan la compasión, el cuidado y la ayuda (basadas en las relaciones). Los padres tienden a cumplir y exigir las reglas de manera sistemática y firme, lo cual enseña a los niños la objetividad y las consecuencias de lo que es bueno y lo que es malo. Las madres se inclinan hacia la gracia y la compasión en medio de la desobediencia, lo cual provee un sentido de esperanza.

No es saludable que se utilice únicamente uno de estos estilos de crianza para criar a un niño. Un estilo puede tener la tendencia a fomentar el riesgo sin considerar las consecuencias. Y el otro tiende a evitar el riesgo, el cual no ayuda al desarrollo de la independencia, la confianza y el progreso. Si se utilizan los dos estilos de crianza al mismo tiempo, ellos mismos se ayudan uno al otro a mantener el equilibrio y ayudan a los niños a permanecer seguros mientras que expanden sus experiencias y su confianza.

CONSECUENCIA DE LA FALTA DEL PADRE O DE LA MADRE
Problemas afectivos.
Los niños de 2 a 6 años no tienen quizá dolor consciente, incluso puede llegar a tener culpabilidades inconscientes puede pensar inconscientemente que su padre o su madre se ha ido por culpa suya. "yo he sido malo con papá y mamá; y por eso han desaparecido".

Falta de Atención
Generalmente, las dificultades económicas crean estrés en la madre, haciendo más difícil por ende la relación con sus hijos. La falta de recursos obliga la obliga a ser cabeza de hogar a trabajar más horas diariamente para suplir estos recursos, y por lo tanto sus hijos van a disponer menor tiempo de su presencia y cuidados. Si a la ausencia de la madre se le suma la ausencia del padre quien ya no vive con los niños, el cuadro se complica aún más.
¿QUE HACER EN ESTOS CASOS?
Tratar de mantener una existencia tranquila y equilibrada.
Para ello es muy importante que se preocupen de sí mismo, como persona que se ha quedado sola con los hijos. El trabajo y la actividad fuera del hogar, dentro de un orden, es muy beneficioso; es necesario mantener las conexiones y relaciones sociales. Esta existencia serena y equilibrada es lo que va a llegar al corazón del niño para recobrar la confianza en sí.

Mantener el control y la calma delante de los hijos.
Los niños sufren cuando los padres los utilizan como arma arrojadiza, cuando sus padres les presionan para que tomen partido por ellos impidiéndoles ponerse al teléfono cuando llama el otro cónyuge. La clave está por tanto en los adultos, las buenas relaciones de los niños con sus padres separados repercute más positivamente en su bienestar que el hecho de vivir juntos con relaciones gravemente deterioradas.

Evitar exageraciones en el plano afectivo y de exigencia. No es constructivo agobiar afectivamente al niño porque falta el otro. Las ternuras sofocantes producen niños caprichosos y con dificultades para la identificación del propio sexo. Tampoco es bueno provocar excesiva docilidad porque no está el otro: hay mando único y no hay escapatoria.

Ausencia no es lo mismo que inexistencia. Un hijo es siempre el producto de un hombre y una mujer, aunque alguno de ellos esté ausente, desaparecido o muerto. A ningún hijo se le puede decir "tú no tienes padre" porque eso distorsiona la naturaleza de las cosas.